Syd Barret, el genio y el origen psicodélico de Pink Floyd

 
Syd Barrett

Syd Barrett

 

“I'm full of dust and guitars…” Syd Barrett

 Rolling Stone, Diciembre 1971

En los años sesenta muchos grupos y bandas alrededor del mundo lograron que la música fuera un tipo de estandarte para todas las ideologías, movimientos culturales, sociales, una amalgama de sonidos experimentales, armonías sincopadas y atribuciones para dejar “fluir” y enaltecer la idea de “Libertad”.

Pink Floyd, se encontraba en la zona de riesgo, en algunas áreas deshabitadas de la movida inglesa, y se colocaba con sonidos estridentes, tribales, en momentos casi metafísicos del vivir “el presente psicodélico” y todas sus implicaciones.

 
Alineación original de Pink Floyd

Alineación original de Pink Floyd

 

Syd Barrett, era la piedra angular de este grupo y el equilibrio ‘bipolar’ por corto tiempo entre Gilmour y Waters. En 1967, con la incorporación de este último, quedaría conformada una de las agrupaciones más talentosas de la historia.

En 1964, empezaba el peregrinar “experimental” de la banda, Barrett era el líder y compositor principal, siendo sus principales influencias The Beatles con su álbum Revolver, así cómo Bob Diddley. Él dio forma, inventó el sonido experimental de Pink Floyd, otorgándole una fuerza única, y creó hasta el nombre, basado en dos músicos de Blues no reconocidos: Pink Anderson y Floyd Council.

Syd, encarnaba la “Psicodelia” y fue sin duda, uno de sus precursores.

Su talón, la esquizofrenia en cocktail molotov con el LSD. Kevin Ayers, amigo de colegio mencionaba que Syd se llegaba a meter cuatro viajes de LSD al día con lo que fuera, sea un terrón de azúcar, o en una cuchara.

Pink Floyd se estaba convirtiendo en una de las bandas favoritas del movimiento underground, tocando en lugares como el UFO Club, el Marquee Club y The Roundhouse.

Dos sencillos enmarcaron su aparición en los charts ingleses, «Arnold Layne» en marzo de 1967 y «See Emily Play» en junio del mismo año.

Pink Floyd así decidió elaborar su primer álbum, ‘The Piper at the Gates of Dawn’, que fue lanzado en agosto de 1967. El título fue extraído de la novela El viento en los sauces, de Kenneth Grahame.

Norman Smith, el productor e ingeniero de los Beatles, ha contado que el único que se mostró soberbio con el cuarteto de Liverpool fue el propio Barrett cuando Norman los llevo al estudio 2 de Abbey Road. En la primavera de 1967, mientras los Beatles grababan "Lovely Rita' del "Sgt. Peppers”. Roger, Nicky, Rick se mostraron absortos con los Beatles, pero Syd llegó a decir que la composición que estaban escuchando era una mierda, comentario que al parecer no llego a oídos de Paul que era el autor de la canción. Aquella noche Pink Floyd grababa "The Pipe at the gates of Dawn'.

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El éxito iba de la mano con sus presentaciones en vivo, pero también el stress y el LSD empezaron a derruir el estado mental de Barrett, generando que en conciertos dejará de tocar la guitarra y en ocasiones no poder siquiera cantar. Fue que entró al quite Gilmour, generando un balance irrepetible, pero era tal la magia, que ésta debería durar poco tiempo, y después de tratar de llevar por un buen puerto la sociedad con Barrett, resultó ser algo imposible, ya que las presentaciones se tornaban en situaciones pesadas, y los momentos de composición no eran lo suficiente consistentes para lograr mantener coherente a Syd, así que en abril de 1968 decidieron echar de su propio proyecto a “El diamante loco”.

Marcando así con grietas, con culpas, el gran éxito de Pink Floyd.

Gilmour y Waters, nunca lograron evaporar la sombra de Barrett, a pesar de todo y nada, siempre estuvo presente en los grandes éxitos de esta banda.

Barrett murió en Cambridge (2006), con una cuenta de más de dos millones de euros y con cáncer en el páncreas, pero creemos sería más literario imaginar a Syd interpretando con sus 25 guitarras, en compañía de los fantasmas del pasado de Waters, Gilmour, Mason y Wright la siguiente canción:

There is no other day
Let's try it another way
You’ll lose your mind and play
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See Emily play

 Texto: Andrés Villela